1 de junio de 1987
Ayer el Doctor Walter estuvo a punto de cazarme. Habían hecho la habitual maniobra de choque en el acelerador otra vez. Que tu electrón salte por los aires tiene algo de emocionante, pero a veces la colisión da un dolor de cabeza que no se va en varios días. Desde hace algún tiempo algunas partículas han estado probando cascos en los choques, pero a mi sinceramente, me parece que tienen una pinta ridícula. Si uno de los doctores les descubre con esa pinta… a mi me daría mucha vergüenza.
Pero en el choque de ayer las cosas se complicaron. A un leptón muy joven y sin experiencia le entró el pánico y se me agarró como un poseído. En ese momento el doctor Walter creyó vernos y se acercó para investigar más de cerca. A toda prisa me escondí detrás de la taza de té del doctor, pero llevaba agarrado al estúpido Leptón que no paraba de gritar, temblar y girar sobre su eje a una velocidad de setecientas mil revoluciones por segundo. No he visto nunca a una partícula tan fuera de sí. Estaba claro que si el Leptón seguía así, el doctor acabaría por descubrirnos. De repente vi pasar sobre nosotros un átomo de Tungsteno ionizado con un protón medio vacio. Sin pensarlo dos veces agarré al Leptón y lo lancé contra el protón incrustándolo entre dos hadrones que aún se estarán preguntando de dónde les vino ese incómodo vecino.
He telefoneado a Gilda para contárselo y me ha dicho que no comprende por qué me empeño en vivir cerca del acelerador. Yo tampoco lo comprendo, será algún afán autodestructivo o simplemente que me va la vida al límite.
“No he visto nunca a una partícula tan fuera de sí”
jajajaja!!
qué bueno, efe!
XD
bueno, ya sabes como son los Leptones… XD
xDDD
Este ha sido muy bueno