En otro orden de cosas el subsecretario de la subsección segunda del organismo subsidiario para la lucha contra la sublevación en submarinos, ha dado en fechas recientes un sublime mitin en el que, subliminalmente, se avisaba de las repercusiones que la atrofia submaxilar en los suboficiales de navio pueden llegar a tener sobre los motores de propulsión subacuatica. Si bien se ha querido subrayar que la posición del gobierno subsahariano se vería penosamente menoscabada de cara a sus súbditos, no ha pasado por alto a la comunidad internacional el modo en que subrepticiamente se ha introducido la cuestión en el orden del día. “¡Nos toma por subnormales!” exclamaba el presidente del subcomité momentos antes de subrogar a la subcontrata encargada del catering. Por fortuna al final se pudo subsanar la cuestión y subsiguientemente el enfrentamiento fue evitado. A día de hoy, de subsistir algún conato de rebelión sería fácilmente soslayable mediante la substitución del siguiente eslabón en la cadena de mando, sin olvidar las substanciosas recompensas para quien delate maniobras subversivas. No hace mucho que se hallaron importantes documentos en el subsuelo de la cámara de juntas, en cuyos subterráneos quiso el comité esconder los papeles incriminatorios, cosa que habrían logrado de no toparse con las vías del suburbano que une el centro con los suburbios. Cuando fue acusado de ocultación, el capitán (por añadidura subcampeón de danza submarina) quiso evadir sus responsabilidades con el argumento de que le habían controlado el subconsciente mediante una inyección subcutánea. No tardó el subdelegado en subestimar estas declaraciones desviando la conversación al mal estado del subfusil del cabo segundo. Queda por tanto demostrado que el responsable subsidiario, toda vez que el subinspector resultó ser un subjetivista redomado, no era otro que el subprefecto, que es después de todo un subproducto de la jerarquía.
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Peligro: Fotones
Aviso urgente:
Recientes estudios advierten de que sacar fotografías desgasta la materialidad de lo fotografiado. En cada toma millones de fotones inciden sobre la superficie de los objetos y/o/u/aeae personas erosionando las moléculas epiteliales. Debido a este efecto, se estima que una persona con un índice de fotogenia normal que se verá expuesto a lo largo de su vida a alrededor de medio millón de tomas, perderá entre 4 y 7 segundos de vida.
La OMS en estrecha colaboración con la ONU y la NES-QUICK ha puesto en marcha numerosos comités de crisis, simposios, y picnics al aire libre para tratar de atajar un problema que ya algunos han calificado como la pandemia del siglo 21,5. En el último comunicado conjunto de las entidades antes citadas se hizo un llamamiento a la ciudadanía a evitar en la medida de lo posible las aglomeraciones de turistas nipones, toda vez que es en sus inmediaciones donde el gradiente de desgaste epitelial se dispara hasta valores, que en palabras del presidente de BIMBO son “altamente preocupantes” (si bien nadie ha podido aclarar las competencias de esta entidad en las investigaciones, no seremos nosotros los que incurramos en el descrédito de un producto que, asociado con nocilla, ha de traer grandes satisfacciones).